Imagina el siguiente escenario: vas caminando por un parque y te encuentras con una vieja amiga. Inician una conversación y le mencionas que necesitas comprar vitaminas para la concentración. Ella te recomienda unas que son “naturales” que fabrica un conocido de ella en su casa. Unos días más tarde, siguiendo su recomendación, adquieres un frasco de “vitaminas para la memoria” y comienzas a tomarlas. Al cabo de 2 meses no has sentido ningún efecto más allá de un malestar abdominal asociado a la ingesta de las famosas vitaminas. ¿Qué sucedió?
Como consumidores esperamos que los medicamentos y suplementos sean efectivos y seguros. Muchas veces nos encontramos ante innumerables opciones ofrecidas en el mercado y terminamos eligiendo el de envase de más colores o el de precio más económico. No leemos las etiquetas, o no sabemos reconocer sus compuestos. Incluso, asumimos que en el envase está toda la información necesaria para tomar la decisión de comprar o no el producto. Confiamos demasiado.
Sin embargo, si buscamos darle a nuestro cuerpo los mejores cuidados, debemos ser responsables y elegir lo que vamos a consumir con la mejor calidad posible.
En este artículo encontrarás todos los aspectos que necesitas saber sobre tu suplemento antes de decidir. ¡Sigue leyendo!
La industria de suplementos está creciendo cada vez más. El consumo de vitaminas, minerales y productos derivados de plantas medicinales se ha hecho una práctica común tanto entre quienes desean complementar su alimentación, como aquellos que requieren un apoyo específico para tratar ciertas condiciones o enfermedades.
El problema es que, a diferencia de la industria farmacéutica, el rubro de los suplementos no es regulado con las mismas exigencias. Productos no estudiados y no certificados pueden salir a la venta sin mayores restricciones y estar al alcance de cualquiera.
De ahí la importancia de aprender a fijarnos en cuáles elementos determinan la calidad del producto que buscamos, y si está certificado o no por alguna entidad reguladora que garantice ciertos estándares de producción.
Como detalle adicional, los requisitos para adquirir una certificación pueden cambiar en distintas partes del globo, por lo que no todas son sinónimo de pureza, seguridad y efectividad.
Cuando hablamos de materias primas debemos asegurarnos que el origen de estas sea declarado en el envase del producto y que cumpla con estándares de producción, traslado y almacenamiento adecuados.
Esto cobra importancia al momento de conseguir un producto de alta calidad, ya que no todos los países tienen las mismas exigencias ni cumplen los mismos requerimientos al momento de producir ciertos compuestos. Cuando una compañía está dispuesta a disminuir sus costos de producción a costa de comprometer la integridad de sus productos o las condiciones de trabajo de su personal, no cumplirá con certificaciones ni con controles de calidad. Una forma de asegurarte de que tu suplemento cumpla con un proceso estandarizado y regulado es a través de la certificación de las normas de correcta fabricación (NCF). Esto implica que la procedencia de sus materias primas debe cumplir los mismos estándares, dando resultado a un producto final de alta calidad.
Las “Normas de Correcta Fabricación” (NCF), también conocidas como “Buenas prácticas de fabricación” (BPF) - Good Manufacturing Practice (GMP) por sus siglas en inglés- se aplican sobre la producción de medicamentos, alimentos y cosméticos, entre otros rubros.
Esto incluye el desarrollo de la formulación, los estudios de estabilidad, los procesos de preparación, las pruebas de calidad y todo lo necesario antes de que el producto salga a la venta
Ofrecen una garantía en la calidad y aseguran que los productos se generan de forma controlada y regular. Estas normativas intentan prevenir riesgos de contaminación y mezclas inciertas de componentes, lo que puede resultar en consecuencias perjudiciales para el consumidor.
La regulación de las buenas prácticas de fabricación se basa en reglamentos europeos. Estos son decretos reales y normas de la conferencia internacional de armonización, que incluye los pasos a seguir para la fabricación correcta de productos médicos con todos los detalles necesarios.
Aquellos que realicen el control de calidad deben dedicarse a ello de forma exclusiva. Adicionalmente, se exigen protocolos de higiene, uso de ropa adecuada y se prohíbe la manipulación de los productos y el consumo de alimentos y cigarrillos en las instalaciones.
La Organización Internacional por la Normalización (o “ISO”, por sus siglas en inglés International Organization for Standardization), busca proteger al consumidor y garantizar la seguridad alimentaria. En este marco, la norma ISO 22000 es la que determina todos los requisitos que deben cumplirse en el manejo de los alimentos para asegurar que los productos sean seguros.
Una compañía que está certificada bajo esta normativa ha podido demostrar su compromiso con el consumidor y su habilidad para controlar todos los potenciales riesgos asociados a cualquier punto de la cadena alimentaria.
La ISO 22000 puede ser aplicada en cualquier organización que tenga relación con la cadena alimentaria, independiente de su función específica o ubicación geográfica.
Entre estos puntos se encuentran:
De esta forma, tú como consumidor podrás tener la tranquilidad de que el producto que has adquirido es seguro y de excelente calidad.
Otro punto importante al momento de elegir tus suplementos es fijarte qué componentes contiene aparte del compuesto activo principal. Dependiendo de su presentación, muchas veces los laboratorios requieren agregar aditivos inertes o “excipientes” a un fármaco o suplemento. Estos son vehículos inactivos, es decir, no interactúan ni modifican al componente principal del preparado, y se usan para aumentar el tamaño de un comprimido y darle estabilidad, color o sabor, según sea necesario.
En un estudio publicado en la revista Science el 2020, los investigadores observaron 134 efectos activos en 38 excipientes comúnmente usados, realizando pruebas in vitro. Si bien el límite de estos compuestos está regulado para la industria farmacéutica y nutracéutica, existe riesgo de alcanzar niveles mayores a los recomendados en personas que consumen múltiples fármacos que contienen los mismos excipientes. Esto puede transformarse en un problema, especialmente a personas sensibles a algunos compuestos.
Hoy en día se ha visto que estos elementos inactivos no siempre son inocuos. Muchos de ellos pueden causar daño en personas con alergia o intolerancia a ciertos ingredientes como lácteos, huevos, crustáceos, gluten, frutos secos, y derivados de todos ellos. La alteración de la absorción intestinal es uno de los inconvenientes más comunes.
Una vez fabricados los suplementos, el proceso no termina allí. Estos deben ser testeados continuamente para definir las condiciones de almacenamiento aptas y la fecha de caducidad. Se debe asegurar que el producto mantiene sus propiedades desde el primer día hasta el último sin perder calidad en el intertanto. El almacenaje y las condiciones de distribución también son evaluadas, con tal de no repercutir en ningún aspecto del producto.
Entonces, si andas en búsqueda de un suplemento, el mejor parámetro para elegir un producto de calidad ideal es buscando los sellos de certificación, chequeando la presencia de los alérgenos más abundantes y leyendo los ingredientes en detalle. Si luego de eso aún tienes dudas, la opción de contactar al fabricante debería estar disponible en el empaque.
¡Mucha suerte!
Por Valentina Quintana
Médico Cirujano de la Pontificia Universidad Católica de Chile y especialista en Medicina Integrativa. Ayudo a las personas a mejorar su salud a través de cambios en el estilo de vida, adoptando una alimentación con fines terapéuticos, con foco en la relación mente-intestino, y con técnicas para manejo del estrés. Adicionalmente me desempeño como docente de Medicina occidental en Escuelas de Acupuntura y dicto talleres educativos sobre Medicina Natural y hábitos saludables.
Referencias
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